Descripción general

Un autoexamen testicular consiste en la inspección visual y en la palpación de los testículos. Te puedes realizar un examen de testículo tú mismo, habitualmente parado frente a un espejo.

Los autoexámenes testiculares de rutina pueden servir para que tomes más conciencia sobre el estado de tus testículos y para que puedas detectar los cambios. Los autoexámenes también pueden alertarte sobre posibles trastornos testiculares.

Si detectas bultos u otros cambios durante un autoexamen de testículos, pide una consulta con el médico.

Por qué se realiza

Los autoexámenes testiculares te ayudan a conocer el aspecto y la sensación al tacto normales de los testículos. De este modo, es más probable que notes cambios sutiles.

Los cambios en los testículos pueden ser un signo de un trastorno benigno frecuente, como una infección o un quiste, o un trastorno menos frecuente, como un cáncer testicular.

¿Quién debe considerar realizarse exámenes testiculares regulares?

No está claro quién debe considerar realizarse autoexámenes testiculares regulares. A pesar de que, por lo general, se promocionan como una manera de detectar el cáncer testicular, no está demostrado que los autoexámenes testiculares reduzcan el riesgo de morir por causa de la enfermedad.

El cáncer testicular es un tipo de cáncer relativamente poco común. Como también es altamente tratable en todas sus etapas, el hallazgo temprano del cáncer testicular no aumenta sus probabilidades de cura.

Los médicos y las organizaciones médicas difieren en sus recomendaciones para los autoexámenes testiculares. Si estás preocupado acerca del riesgo que tienes de desarrollar cáncer testicular, analiza el problema con el médico. Juntos pueden decidir si los autoexámenes testiculares regulares son adecuados para ti.

Riesgos

Realizar un autoexamen de los testículos no tiene riesgos directos. Sin embargo, si notas algo inusual que te preocupa, los exámenes de seguimiento pueden llevar a preocupaciones y exámenes médicos innecesarios.

Por ejemplo, si descubres un bulto sospechoso, es posible que te sometan a exámenes para determinar su causa. Esto puede implicar análisis de sangre, ecografías, o un procedimiento que extirpa tejido testicular para examinarlo (biopsia). Si el bulto no es canceroso (benigno) quizá sientas que te sometiste a un procedimiento invasivo innecesario.

Cómo prepararse

No se necesita ninguna preparación especial para realizar un autoexamen testicular.

Podría resultarte más sencillo realizar el autoexamen testicular durante o después de una ducha o un baño caliente. El calor relaja el escroto, lo que te hace más fácil comprobar si hay algo inusual.

Lo que puedes esperar

Para hacerte un autoexamen testicular, párate sin ropa delante de un espejo. Después:

  • Busca alguna inflamación. Aparta el pene y examina la piel del escroto.
  • Examina cada testículo. Con ambas manos, coloca el dedo índice y el mayor debajo del testículo y los pulgares encima.
  • Desliza suavemente el testículo entre los pulgares y los otros dedos. Busca y siente cualquier cambio en el testículo. Esto podría comprender bultos duros, bultos suaves y redondeados, o cambios nuevos en el tamaño, la forma o la consistencia del testículo.

Mientras te realizas un autoexamen testicular, podrías advertir algunas cosas sobre los testículos, como bultos en la piel del escroto, que parecen inusuales, pero que no son signos de cáncer. Los pelos encarnados, una erupción u otros problemas cutáneos pueden causar bultos en la piel.

También podrías sentir un cordón suave y fibroso, que es una parte normal del escroto llamada «epidídimo». Tiene una dirección ascendente desde la parte superior trasera de cada testículo.

Resultados

Pide una consulta con el médico si encuentras un bulto u otro cambio durante un autoexamen testicular. Según las circunstancias, el médico puede hacer un examen testicular seguido de un análisis de sangre, una ecografía o una biopsia.

La mayoría de los cambios en los testículos no se deben al cáncer testicular. Hay varios trastornos no cancerosos que pueden provocar cambios en los testículos, como un quiste, una lesión, una infección, una hernia y la acumulación de líquido alrededor de los testículos (hidrocele).