Soy el Dr. Andrew Bentall, nefrólogo de Mayo Clinic. Atiendo a pacientes con enfermedades renales, ya sea en las primeras etapas o en etapas más avanzadas que requieren diálisis y trasplante como opciones de tratamiento. En este video, veremos los aspectos básicos de la enfermedad renal crónica: ¿Qué es?¿Quién puede padecerlo?Cuáles son los síntomas, y cómo se puede diagnosticar y tratar. Ya sea que busques respuestas para ti o para un ser querido, estamos aquí para darte la información más útil disponible.

La enfermedad renal crónica es una afección médica que se caracteriza por el daño progresivo y la pérdida de la función de los riñones. Se estima que esta enfermedad afecta a, aproximadamente, uno de cada siete adultos estadounidenses, y la mayoría de ellos no saben que la padecen. Antes de ver qué implica esta afección médica, hablemos un poco sobre los riñones y lo que hacen. Los riñones desempeñan funciones muy importantes en el mantenimiento del equilibrio del cuerpo. Filtran los desechos, las toxinas y el exceso de agua del torrente sanguíneo, los cuales se eliminan del cuerpo a través de la orina. Ayudan a producir hormonas para generar glóbulos rojos, y convierten la vitamina D en una forma más activa para que el cuerpo pueda usarla.

Son varios los factores que pueden causar o aumentar el riesgo de padecer enfermedad renal crónica. Algunos de ellos no pueden evitarse. El riesgo es mayor si tienes antecedentes familiares de ciertas afecciones genéticas, como enfermedad renal poliquística, o enfermedades autoinmunitarias, como lupus o nefropatía por inmunoglobulina A. Los defectos en la estructura de los riñones también pueden provocar insuficiencia renal, y el riesgo asociado aumenta a medida que envejeces. A veces, otras afecciones médicas comunes pueden aumentar el riesgo. La diabetes, tanto tipo 1 como tipo 2, es la causa más común de la enfermedad renal. Sin embargo, las enfermedades cardíacas y la obesidad también pueden contribuir al daño que causa insuficiencia renal. Además, los problemas en las vías urinarias y la inflamación en diferentes partes de los riñones pueden provocar el deterioro de la función a largo plazo. Hay cosas que podemos controlar mejor, como el uso excesivo a largo plazo de ciertos medicamentos, incluso los de venta libre. El hábito de fumar también es un factor que puede contribuir a la aparición de la enfermedad renal crónica.

En general, no hay signos evidentes en los inicios de la enfermedad renal crónica, cuya evolución se clasifica en etapas que van del 1 al 5. Las primeras etapas se conocen como etapas 1 a 3. A medida que la enfermedad renal avanza, es posible que notes los siguientes síntomas: Náuseas y vómitos, calambres musculares, pérdida del apetito, hinchazón en los pies y los tobillos, picazón y sequedad en la piel, falta de aliento, problemas para dormir y producción excesiva o escasa de orina. Sin embargo, estos síntomas suelen aparecer en las últimas etapas, pero también pueden aparecer debido a otros trastornos. Por ende, su manifestación no debe asociarse automáticamente con una enfermedad renal. Pero si presentas algún síntoma que te preocupa, programa una cita con el médico.

Incluso antes de que aparezcan los síntomas, si te haces análisis de sangre de rutina puede ayudar a determinar que te encuentras en las primeras etapas de la enfermedad renal crónica. Y cuanto antes se detecte, más fácil será tratarla. Por eso, es importante que te hagas controles periódicos con el médico. Si el médico sospecha que podrías padecer enfermedad renal crónica, es posible que programe una serie de pruebas. Es posible que también te remita a un especialista en riñones, es decir, a un nefrólogo como yo. Los análisis de orina pueden revelar anomalías y dar indicios sobre la causa subyacente de la enfermedad renal crónica. Esto también puede ayudar a determinar problemas subyacentes. Se pueden hacer varias pruebas por imágenes, como ecografías o tomografías computarizadas, para ayudar al médico a evaluar el tamaño, la estructura, los daños visibles, la inflamación o la presencia de cálculos en los riñones. En algunos casos, se puede necesitar una biopsia de riñón, durante la cual una pequeña cantidad de tejido se extirpa con una aguja y se envía al patólogo para su análisis.

El tratamiento se determina según lo que provoca la insuficiencia renal. Tratar la causa es clave, ya que esto da lugar a menos complicaciones y a una evolución más lenta de la enfermedad renal. Por ejemplo, mejorar el control de la presión arterial, del nivel de glucosa sanguínea y de la diabetes, así como bajar de peso suelen ser intervenciones clave. Sin embargo, el daño existente no suele ser reversible. En algunas afecciones, el tratamiento puede revertir la causa de la enfermedad. Por ende, las revisiones médicas son realmente importantes. Las complicaciones individuales varían, pero el tratamiento puede consistir en tomar medicamentos para la presión arterial alta, diuréticos para reducir los líquidos y la hinchazón, suplementos para aliviar la anemia, estatinas para disminuir el colesterol, o medicamentos para proteger los huesos y evitar la calcificación de los vasos sanguíneos. También se puede recomendar una dieta baja en proteínas, lo que reduce la cantidad de desechos que los riñones deben filtrar de la sangre. Estas opciones pueden no solo frenar el daño de la enfermedad renal, sino también hacer que te sientas mejor. Cuando el daño avanza hasta causar una pérdida de la función renal de entre el 85 y el 90 % y los riñones ya no funcionan lo suficientemente bien como para mantenerte con vida, esto se denomina insuficiencia renal terminal. Sin embargo, aún quedan opciones. Puedes recibir diálisis, un tratamiento donde se usa una máquina para filtrar las toxinas y eliminar el agua del cuerpo cuando los riñones ya no pueden hacerlo. Si es posible, el tratamiento recomendado es un trasplante de riñón. Si bien someterse a un trasplante de órganos puede sonar desalentador, en realidad, suele ser la mejor alternativa y la más parecida a una cura, siempre y cuando cumplas con los requisitos para este tipo de intervención.

Si tienes una enfermedad renal, puedes hacer cambios en tu estilo de vida, como dejar el hábito de fumar, consumir bebidas alcohólicas con moderación, o intentar perder peso si tienes sobrepeso u obesidad. Mantenerte activo y hacer ejercicio puede ayudarte a controlar tu peso, así como también a reducir el estrés y el cansancio. Si tu estado de salud lo permite, no interrumpas tu rutina, ya sea con respecto a tu trabajo, pasatiempos, actividades sociales u otras cosas que te gusten. Puede ser de ayuda hablar con alguien de confianza, como un amigo o un familiar que sea bueno para escuchar. O bien, el médico podría remitirte a un terapeuta o trabajador social. Asimismo, puede ser útil encontrar un grupo de apoyo para conectar con otras personas que se encuentran en la misma situación. Descubrir que tienes una enfermedad renal crónica y aprender a vivir con ello puede ser difícil, pero tienes muchas opciones que podrían ayudarte a sentirte más cómodo por más tiempo antes de que sea necesario tomar medidas más drásticas. Incluso en ese momento, hay mucha esperanza. Si quieres informarte aún más sobre la enfermedad renal crónica, mira los videos relacionados o visita mayoclinic.org. Te deseamos lo mejor.

Feb. 04, 2022